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¿Los pezones del varón son vestigiales?

por Jerry Bergman

En este artículo se muestra que la afirmación de que los pezones de los varones son vestigiales o rudimentarios es errónea. El pezón de los varones se ha desarrollado como resultado de una diferenciación sexual y está diseñado para producir dimorfismo sexual. El pezón humano tiene un abundante suministro de nervios y realiza muchas funciones importantes, incluyendo la diferenciación sexual secundaria y también como un órgano estimulatorio de gran importancia tanto en hombres como en mujeres. También se explora aquí el problema del desarrollo anormal de los pezones y la afirmación de que un excesivo número de pezones es un atavismo.


Durante toda la historia occidental mucha gente ha aceptado la idea que afirma que cada especie animal fue creada con la misma forma con la que existe hoy en día. Estaba aceptado que los organismos cambian muy poco, si es que cambian, a lo largo del tiempo.1 Aunque algunos antiguos filósofos como Lucrecio enseñaban que las especies animales habían cambiado muy lentamente como resultado de diversas influencias ambientales, esta teoría no recibió una amplia aceptación hasta que Darwin introdujo su teoría de la evolución por selección natural a mediados del siglo XIX.

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La así llamada “línea mamaria” que existe en los humanos a menudo forma una única línea en forma de vaso. La parte de arriba se extiende desde las axilas y se estrecha a medida que va pasando a través de la zona habitual de los pezones; la parte más fina se encuentra en el abdomen y a partir de ahí se extiende hacia abajo, hacia las ingles y las piernas.

A consecuencia del Darwinismo, mucha gente contemplaba el mundo viviente de una manera nueva y a veces radicalmente diferente. En lugar de asumir simplemente que el desconocimiento de la función de una estructura corporal era un reflejo de nuestra ignorancia, como hacían los creacionistas, los evolucionistas sugirieron que un órgano cuya función era desconocida lo más probable sería que no tuviera función. La principal razón para esta interpretación era el hecho de que la teoría evolucionista motivaba a los biólogos y otros especialistas a buscar evidencias para dicha nueva teoría. Cuando los biólogos encontraban una evidencia de que una estructura no parecía tener utilidad, tendían a etiquetarla como vestigial y terminaban la investigación de la función de aquella estructura. Hasta 180 de estos órganos y estructuras (conocidos como estructuras rudimentarias o vestigiales) llegaron a ser considerados de esta manera.2,3

Darwin utilizó la existencia de órganos que se creía que eran remanentes de antiguas formas totalmente desarrolladas (a los cuales él llamó órganos rudimentarios) como una de las principales evidencias de su teoría. Si nosotros evolucionamos de formas de vida inferiores, debían verse en nuestros cuerpos evidencias de órganos o estructuras usados en el pasado pero no el presente. Por esta razón, Darwin y otros evolucionistas buscaron ejemplos de “órganos residuales”, la mayoría de los cuales se nos muestran ahora no como rudimentarios, sino como totalmente funcionales.

La función del pezón del varón.

Una de las estructuras más comúnmente reivindicadas como rudimentarias eran los pezones del varón. Darwin escribió que los órganos rudimentarios “son extremadamente comunes, o incluso generales, en toda la naturaleza” y el primer ejemplo que citó fue “en los mamíferos, por ejemplo, los machos poseen mamas rudimentarias”.4 Haeckel incluso afirmó que las glándulas mamarias de los mamíferos tienen un gran interés morfológico porque:

“El órgano para alimentar a las crías en el hombre y en los mamíferos superiores se encuentra en ambos sexos, como es conocido. Sin embargo, normalmente sólo está activo en el sexo femenino y produce la valiosa “leche materna”; en el sexo masculino es pequeño y está inactivo, un órgano rudimentario real sin interés fisiológico”.5

Un ejemplo moderno de los resultados de la misma clase de supuestos que causaron que los pezones masculinos fueran etiquetados como inútiles es el siguiente:

“… cuando inspeccionamos al Homo sapiens, presuntamente el logro más ilustre de la Naturaleza, ¡resulta obvio que el trabajo podría haber sido realizado mucho mejor! Como ejemplo, consideremos el pecho masculino, una estructura que se encuentra en todos los mamíferos. ¿Qué tenía la Naturaleza en mente para hacer este apéndice decorativo? ¿Se supone que eso iba a tener un propósito real, o fue un acto extravagante cometido en un momento en el que la Naturaleza se encontraba chistosa?”6

El hecho de que los pezones de los machos no se usen para dar de mamar es una razón común tras la conclusión errónea de que son inútiles. Los pezones de los machos tienen importantes funciones, pero están involucrados principalmente en la estimulación sexual.7,8 Tanto los pezones masculinos como los femeninos contienen una abundante cantidad de tejido nervioso, y por tanto son muy sensibles al tacto.9–14 El pezón masculino tiene la misma sensibilidad que el femenino.15 Sykes observa “el pezón está inervado principalmente por las ramas cutáneas anterior y lateral del cuarto nervio intercostal. También recibe contribuciones de las correspondientes ramas de los nervios intercostales tercero y quinto”.11 La presencia de una abundancia de tejido nervioso es una pista muy importante de que el órgano tiene una función. Aunque existen bastantes diferencias entre los complejos mamarios pezón-aureola de los hombres y de las mujeres, ambos pueden ser estimulados por el tacto.15–17 Una importante diferencia es que las mujeres tienen más y mayores zonas erógenas, y tienen más importancia en la respuesta sexual considerada en su totalidad.18

Otra gran diferencia es que los nervios del pezón masculino están más juntos comparados con los femeninos, lo que da como resultado el hecho de que su función de estímulo sexual debe ser mucho más focalizada y discreta. La importancia del pezón masculino también está indicada por los esfuerzos que se realizan para reconstruir el conjunto aureola-pezón tras un accidente o enfermedad.19–23

De acuerdo con Stoppard, solamente en los humanos se produce el hecho de que los pechos y los pezones están involucrados en la actividad sexual, y no hay evidencia respecto a la evolución de esta importante respuesta [diseñada para el uso dentro de un matrimonio heterosexual monógamo-Ed.] desde los primates inferiores.24

Desarrollo de los pezones masculinos

Las diferencias sexuales físicas entre hombres y mujeres son el resultado del desarrollo debido a las influencias cromosómicas y hormonales. En lo que se conoce como modelo bifásico, se comienza con un zigoto todavía sin estar diferenciado sexualmente y a lo largo del desarrollo ejercen su efecto las diferencias genéticas que producen la diferenciación sexual. Machos y hembras son fisiológicamente idénticos en los primeros estadios del desarrollo embrionario.25 Los hombres tienen pezones porque ya los habían comenzado a desarrollar antes de que se activara la señal hormonal masculina encargada de la diferenciación.26 El desarrollo de los pezones masculinos es por tanto el resultado de una diferenciación sexual diseñada para producir dimorfismo sexual. Obviamente los pezones son parte del diseño del cuerpo masculino.

A veces, sin embargo, este desarrollo puede ir mal. Como Haeckel apreció hace casi un siglo, el desarrollo anormal puede causar que el pecho esté “totalmente desarrollado en los hombres como lo está en las mujeres, y puede llegar a proporcionar leche para alimentar a los bebés”.27 Existen muchos otros ejemplos de dimorfismo sexual en los que todavía permanecen remanentes del estado indiferenciado, incluyendo los conductos Wolffianos y Müllerianos.

La diferenciación sexual es compleja, y Hines señala que la investigación en la diferenciación sexual psicológica ha producido sorprendentes hallazgos que a veces contradicen suposiciones predominantes.28 Por ejemplo, aunque pensamos que las diferencias sexuales están determinadas por los cromosomas sexuales (XX o XY), el rol de las hormonas gonadales también es crítico. También, aunque las hormonas producidas por las gónadas masculinas son esenciales para el desarrollo masculino, las hormonas producidas por las gónadas femeninas “tienen relativamente poca influencia en el desarrollo psicológico femenino”. Aún más remarcable es el hecho de que la principal hormona “femenina”, el estrógeno, puede tener poderosas influencias masculinizantes durante el desarrollo28.

Esta información es irónica a la vista de lo frecuentemente que se hacen preguntas acerca de la función de los pezones masculinos. Gould afirmaba que en su experiencia con el público “ningún otro asunto en particular evocaba tanta perplejidad que el que Erasmo Darwin escogiera como primer desafío para su concepto de utilidad dominante los pezones masculinos “.29

Los pezones masculinos como atavismos

Una de las líneas centrales de evidencias de Charles Darwin para su teoría fue la existencia de atavismos, la reactivación de genes que se han quedado sin expresarse durante mucho tiempo que causan la reaparición de una característica física o de conducta que no se muestra en los ancestros recientes.30–32 Como idea biológica, el atavismo significa que algunos individuos revierten en cierto modo, tanto física como mentalmente, a un tipo “evolucionario” más temprano. Irónicamente, en algunos casos los pezones de los varones fueron también considerados como órganos atávicos.

Características tales como los órganos supernumerarios (extras), dedos de los pies y de las manos, fueron todos vistos como evidencias de atavismos humanos.33 La causa evolucionista de esta degeneración física nunca fue explicada satisfactoriamente.

Desarrollo anormal

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La politelia (pezones supernumerarios) fueron una línea importante de “evidencia” para la evolución porque se creía que los pezones supernumerarios “justificaban la teoría de que los humanos descendían de formas de vida inferiores”36 y era citado por los evolucionistas como una evidencia de la relación con los mamíferos “inferiores” porque muchos mamíferos inferiores tienen de 6 a 10 pares de pezones.

La afirmación, en relación al atavismo de los pezones, normalmente sugiere que las posiciones de las estructuras de las glándulas mamarias en los humanos se parecen a aquellas que ocasionalmente ocurren en los mamíferos inferiores. Los pezones supernumerarios (politelia) y los pechos supernumerarios (polimastia) se cuentan entre las anomalías más comunes del desarrollo del pecho.34 La frecuencia llega al 1% aproximadamente tanto en varones como en mujeres.34–35 Esta anomalía fue en su día una importante línea de evidencia para la evolución, porque se creía que los pezones supernumerarios “justificaban la teoría de que los humanos descendían de formas de vida inferiores”36 y era citado por los evolucionistas como una evidencia de la relación con los mamíferos “inferiores” porque muchos mamíferos inferiores tienen de 6 a 10 pares de pezones.37

Durante la sexta semana del desarrollo embrionario aparece un aumento de espesor en la piel llamado pliegue o línea mamaria. Se desarrolla en la región torácica y se convierte en pechos en las hembras y en pezones tanto en las mujeres como en los hombres. La así llamada “línea mamaria” que existe en los humanos a menudo forma una única línea en forma de vaso. La parte de arriba se extiende desde las axilas y se estrecha a medida que va pasando a través de la zona habitual de los pezones; la parte más fina se encuentra en el abdomen y a partir de ahí se extiende hacia abajo, hacia las ingles y las piernas.38 Para ser considerado un verdadero atavismo, un pecho supernumerario en los humanos tendría que surgir sólo a lo largo de la línea mamaria lateral como lo hace en los mamíferos inferiores (la línea mamaria se extiende bilateralmente desde las regiones axilares hasta los ligamentos inguinales (ingles). Conforme ocurre el proceso de desarrollo, la línea mamaria va desapareciendo, dejando normalmente dos pechos incipientes tanto en machos como en hembras.

Esta distribución es esencial, pero no es suficiente para afirmar que los pezones supernumerarios sean un regreso a los tiempos en los cuales las hembras humanas supuestamente tenían un conjunto de pechos similares a los de las perras. En muchos casos los pezones supernumerarios no se desarrollan de acuerdo con este patrón, y en la vasta mayoría de los casos el número de pezones extra (que a menudo carecen de tejido mamario) solamente es uno.39 Allford precisa que nunca ha visto más de un par de pezones rudimentarios durante toda su carrera como médico.37

Estos pezones rudimentarios en los humanos a menudo surgen en las axilas o cerca de ellas (como es normal en algunos tipos de murciélagos) o en la región inguinal (como es habitual en algunas ballenas), pero pueden surgir también en casi cualquier parte del cuerpo (incluso en localizaciones donde los mamíferos no tienen glándulas mamarias, como pueden ser la espalda, los brazos, el cuello, las piernas, los hombros y las nalgas.39–41 Durante la pubertad, el pezón suplementario puede agrandarse algo. A veces hay tejido mamario bajo el pezón suplementario, pero más a menudo ese tejido no existe.42 Esta afección se clasifica médicamente como una deformidad genética o del desarrollo y se trata como tal por el sistema médico.36 Las evidencias que soportan esta visión incluyen el hallazgo de que la afección pueda ser esporádica, familiar o asociada con otras deformidades como malformaciones o anomalías nefrourinarias43 y la estenosis pilórica.44

Conclusiones

Una revisión de la literatura médica ha mostrado que la afirmación de que los pezones de los machos son vestigiales o atávicos es falsa. Éste es uno de los muchos ejemplos utilizados por los Darwinistas para argumentar el evolucionismo que la investigación científica ha mostrado ahora que son falsos. Este ejemplo es uno de los muchos que muestran que las suposiciones Darwinistas son engañosas para la ciencia, y acaban resultando en conclusiones incorrectas. En otros casos, como la eugenesia, los resultados han sido trágicos. En el caso de los pezones masculinos, las conclusiones de los evolucionistas son solamente una pequeña parte de la “evidencia” que utilizan para producir sus argumentos a favor de una visión del mundo que ha tenido repercusiones negativas muy importantes en la sociedad y en las vidas de mucha gente.

Agradecimientos

Quiero agradecer por sus comentarios a un borrador anterior de este artículo a David Demick, Bert Thompson, Wayne Frair y a John Woodmorappe.

Referencias

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  3. Bergman, J. and Howe, G., Vestigial Organs are Fully Functional, Creation Research Society Books, Terre Haute, 1990. Regresar al texto.
  4. Darwin, C., On the Origin of Species, The Modern Library Reprint, New York, p. 346, 1859. Regresar al texto.
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