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El origen de la vida: un problema para la evolución

por David A. DeWitt, Ph.D.
traducido por Crystal Carrillo

A mediados de la década de 1800, cuando Charles Darwin proponía su teoría de la evolución, otros dos científicos refutaban una noción común. En ese momento, mucha gente creía en la generación espontánea. La generación espontánea es la creencia de que los seres vivos pueden surgir de material no vivo. Según este punto de vista, los gusanos, las moscas o incluso los ratones simplemente brotarían de la carne, el grano u otros materiales en descomposición. Los científicos de la época no tenían idea de la complejidad de las moléculas que componen hasta el ser vivo más diminuto.

© Hans Hillewaert (CC BY-SA 4.0) vía Wikimedia4194-sericoceros-mexicanus
Una sawfly (Sericoceros mexicanus) pone huevos

El gran científico Louis Pasteur se dio cuenta de la inutilidad de la generación espontánea. Francesco Redi había demostrado mucho antes que las moscas no “surgen” de la carne en descomposición, sino de los huevos que otras moscas ponen en la carne. Pasteur demostró definitivamente que los microbios no surgían en un caldo de carne estéril hasta que otros microbios tuvieran acceso a él. Él y el gran patólogo Rudolf Virchow formularon lo que más tarde se conocería como la Ley de la Biogénesis: la vida solo proviene de la vida. La implicación de esta investigación fue que la vida no se crea a sí misma, requirió que Dios la creara originalmente. Ambos hombres de ciencia cristianos eran creacionistas.

Sus resultados fueron tan convincentes que permanecieron indiscutidos durante unos 50 años. Luego, Alexander Oparin, un químico ruso, propuso que las moléculas orgánicas se fusionaran para formar la primera célula viva en la sopa primordial. Una célula así evolucionaría hasta convertirse en todos los diferentes tipos de seres vivos que existen hoy en la tierra. Esta versión renovada de la generación espontánea se desarrolló en los primeros años de la Rusia soviética, que era fuertemente atea. Por lo tanto, la teoría de Oparin fue el producto de una cosmovisión atea que excluía a Dios en lugar de una basada en evidencia científica. La evidencia científica aún confirma que la vida proviene solo de vida preexistente.

Los científicos que promueven un origen espontáneo de la vida sin un creador parten del supuesto de que Dios no existe. Luego, idean un escenario imaginativo en el que las moléculas se unen para formar un ser vivo. Dado que los evolucionistas tienen una “explicación”, la utilizan para insistir en que la vida puede surgir sin Dios. Este es simplemente un razonamiento circular

Wikipedia.org4194-miller-urey-experiment
Experimento de Miller-Urey

Un ejemplo es el trabajo de Stanley Miller. En la década de 1950, Miller mezcló varios gases en una cámara eléctrica. En las reacciones que siguieron, se produjeron los aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas. Si bien la mera formación de aminoácidos no es la creación de vida, sin embargo, el trabajo de Miller fue ampliamente aclamado. Muchos elogiaron esto como un gran avance para mostrar cómo la vida podría surgir espontáneamente. Sin embargo, Miller eligió la composición de su material de partida y diseñó el aparato para producir aminoácidos.

Investigaciones adicionales han demostrado que la composición de la atmósfera terrestre nunca fue similar a la del aparato de Miller. Esto cuestiona seriamente si los “pilares de la vida” podrían alguna vez construirse espontáneamente en la tierra. Cada vez más, los científicos están descubriendo que la destrucción de los componentes básicos se favorecería sobre la producción, lo que respalda aún más el hecho de que la vida proviene solo de la vida. Sin embargo, el evolucionista sobre hielo cada vez más delgado sigue abrigando esperanzas.

Con la evidencia cada vez mayor de que la vida no podría surgir espontáneamente en la tierra, cada vez más evolucionistas se acercan a las estrellas en busca de la respuesta. Cada vez más, los libros de texto seculares plantean la posibilidad de que la vida o las moléculas de la vida fueran transportadas a la Tierra a través de meteoritos, cometas o asteroides. Una vez limitada al ámbito de la ciencia ficción, esta posibilidad es vista como la única posibilidad para aquellos que rechazan a un Creador Divino. Para ellos, si la vida no pudo originarse espontáneamente en la tierra, entonces debe haberse formado en otro lugar y luego haber viajado aquí.

Para el cristiano, el origen de la vida no es un problema en absoluto. La Biblia dice que Dios llamó a la existencia a todas las plantas y animales por Su Palabra. Dios también hizo al hombre por separado a Su imagen, a Su semejanza. Aunque Adán fue hecho del polvo de la tierra, esto no es vida proveniente de la no-vida como sugiere la evolución. Nuestro Dios es el Dios viviente y le dio vida a Adán. Dios es nuestro Creador y Redentor a través de Jesucristo.