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Metodos de Datacion

por Dan Lietha and Stacia Byers
traducido por Crystal Carrillo

El Dominical #113, 16 de julio de 2023, página 4 (parte 1 de 3)
El Dominical #114, 23 de julio de 2023, página 4 (parte 2 de 3)
El Dominical #115, 6 de agosto de 2023, página 4 (parte 3 de 3)

¿Cuántas veces has escuchado algo como ‘Este animal vivió hace 50.000 años’ o ‘Esta persona murió hace 20.000 años’? ¿Alguna vez te has preguntado cómo sabían los científicos la edad del hueso? Después de todo, los científicos no han existido tanto tiempo, ¿verdad?

Hay una variedad de maneras diferentes de averiguar qué edad tiene un objeto.

Por supuesto, el mejor método es verificar el relato de un testigo presencial confiable, si hay uno disponible. La Biblia es tal registro. Dado que es la Palabra escrita de Dios, podemos confiar en que nos dirá la verdad sobre el pasado. Estudiando cuidadosamente el registro bíblico, encontramos que el universo tiene una edad de alrededor de 6.000 años, y que un Diluvio global que cambió el mundo ocurrió hace unos 4.300 años.

Aquellos que no aceptan el relato bíblico de la historia buscan otras formas de descubrir la edad de las cosas. Uno de estos métodos se basa en una sustancia que se encuentra en nuestros cuerpos, plantas y todos los seres vivos: se llama carbono.

Cómo funciona la datación por carbono

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Hay dos formas básicas de carbono: una que ocurre naturalmente, llamada carbono-12 (12 C), y otra que se forma a partir de procesos que actúan sobre el nitrógeno en la atmósfera, llamada carbono-14 (14 C). Ambos se combinan con oxígeno para formar dióxido de carbono (CO 2), que exhalamos y las plantas absorben. Cuando una vaca come pasto, su cuerpo absorbe el carbono (tanto 12 C como 14 C) en la planta.

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Cuando la vaca muere, deja de absorber carbono (por razones obvias). La cantidad de 12 C en el cuerpo de la vaca permanece igual después de la muerte, pero la cantidad de 14 C cambia porque regresa al nitrógeno.

A medida que pasa el tiempo, la cantidad de 14 C continúa disminuyendo hasta que no queda nada, lo que supuestamente ocurre unos 50 000 años después.

Cuando un paleontólogo encuentra un hueso (o un trozo de madera), puede medir la cantidad de 14 C y 12 C que contiene. Según la cantidad de 14 C que queda, supuestamente puede calcular cuándo murió el animal (o la planta).

Suena como una buena idea, ¿no? Pero hay un problema.

El problema es…

Hay muchos factores que afectan la cantidad de 14 C que tiene un animal (o una persona o planta) cuando muere. Esto cambia cuánto tiempo hace que el animal parece haber muerto.

Por ejemplo, las plantas no absorben tanto 14 C como esperan los científicos. Entonces, después de que mueren, hay menos 14 C en las plantas para volver a convertirse en nitrógeno. Esto hace que la planta parezca haber muerto hace muchos más años de lo que realmente murió (por ejemplo, la planta podría parecer tener, digamos, 3000 años, en lugar de 2000).

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Además, las cantidades de 14 C y 12 C en la atmósfera no han sido constantes a lo largo de la historia (por ejemplo, el Diluvio de Noé redujo la cantidad total de carbono disponible al enterrar muchos animales y plantas). Entonces, algo que vivió (y murió) cuando la proporción de 14 C era menor de lo normal parecería haber muerto hace más años de lo que realmente murió (por ejemplo, podría dar una edad de 3000 años antes del presente, en lugar de su verdadera edad de 2.000 años).

Incluso muchos arqueólogos no creen que la ‘datación por carbono’ sea completamente precisa todo el tiempo.

Cuando estos (y otros) problemas se toman en cuenta, un científico puede interpretar el resultado de la datación por carbono dentro de un marco de tiempo bíblico, pero, aun así, estos resultados no se pueden usar para probar la edad de los seres vivos.

Cómo encontrar una ‘fecha’

La mayoría de la gente piensa que los científicos pueden realmente medir las edades de las rocas, utilizando un método llamado datación ‘radiométrica’ o ‘radioisotópica’. Más a menudo, las rocas son ‘fechadas’ por los fósiles que contienen, en base a una creencia preexistente en la evolución. Pero incluso la datación radiométrica en realidad no mide directamente la edad de algo (no existe una sustancia llamada ‘edad’). Mide las cantidades de ciertas sustancias radiactivas. Esta información luego tiene que ser interpretada, basada en ciertas creencias.

De hecho, la mayoría de los fósiles ni siquiera contienen minerales radiactivos. Entonces, si los científicos quisieran medir la edad de un fósil usando este método, buscarían una capa cercana de roca ígnea (por ejemplo, roca que se forma a partir de la lava de una erupción volcánica), tal vez en las capas de roca por encima de donde se encontró el fósil o en las capas de abajo. Cuando encuentran uno, recogen una muestra de la lava endurecida y la envían a un laboratorio para analizarla en busca de elementos radiactivos.

La idea detrás de la datación radiométrica es la siguiente (espera, esto se vuelve un poco técnico, ¡pero estamos seguros de que lo entenderás!):

Cuando un volcán entra en erupción, se libera roca fundida caliente (llamada ‘lava’) desde las profundidades de la Tierra. Esta lava está hecha de varios elementos. Los elementos son los ‘bloques de construcción’ del universo (por ejemplo, el agua está hecha de los elementos hidrógeno y oxígeno).

Algunos elementos (los llamaremos ‘A’) en la lava son radiactivos, lo que significa que se transforman en otros elementos (los llamaremos ‘B’).

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Esto suele ser muy lento, por lo que se necesitarían millones (para algunos elementos, miles de millones) de años, comenzando con un trozo de A, para que la mitad se transforme en B (la ‘vida media’).

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Sin embargo, incluso si midiéramos cuánto de A y B había en una muestra de roca, ¿podríamos calcular cuánto tiempo A se ha estado transformando en B y, por lo tanto, qué edad tiene la roca? ¡No! No sabemos cómo era la roca cuando se formó, o qué le ha pasado desde entonces. No estábamos allí.

¿Pero es una buena edad?

Los científicos que interpretan estas cantidades de A y B para concluir que han pasado millones de años primero deben asumir tres cosas principales sobre la roca:

  1. Cuánto A y B había en la roca cuando se endureció.
  2. A ha decaído en B al mismo ritmo a lo largo de los años.
  3. La cantidad de A o B en la roca no ha aumentado ni disminuido de ninguna otra manera.

Pero debido a que no hemos podido estudiar todas las rocas en todas partes todo el tiempo, es imposible para nosotros saber:

  1. Si B estaba en la roca antes de que se endureciera.
  2. Si A siempre ha decaído a la misma velocidad.
  3. Si el agua, por ejemplo, ha quitado algo de A, o ha llevado algo de B a la roca desde otra parte.

Todos estos factores afectarán la apariencia ‘vieja’ de la roca; en la práctica, generalmente hacen que parezca mucho más antigua de lo que realmente es.

Para probar este método, algunos científicos recolectaron muestras de lava endurecida en Mount St. Helens, que entró en erupción más recientemente a principios de la década de 1980. Las muestras, que procedían de rocas que se formaron entre 1980 y 1986, se enviaron a un laboratorio y se ‘fecharon’ utilizando el método de potasio-argón (K-Ar). ¡Los resultados de la prueba oscilaron entre 340.000 y 2,8 millones de años!

Otros científicos recolectaron muestras de flujos de lava enfriados del monte Ngauruhoe, en Nueva Zelanda. Se sabe que estas rocas tienen menos de 50 años, porque la gente observó la erupción del volcán en 1949, 1954 y 1975. ¡Pero los resultados del laboratorio indicaron que las rocas tenían hasta 3,5 millones de años!

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Si este método no funciona en rocas cuyas edades conocemos, ¿cómo podemos confiar en que funcione en rocas de edad desconocida?

Después de examinar las suposiciones detrás de este ‘método de datación’ y hacer experimentos científicos para ver si este método funciona en rocas de una edad ya conocida, descubrimos que la ‘datación radiométrica’ no es tan buena como parece. (En realidad, cualquier proceso utilizado para encontrar las edades de las cosas se basa en suposiciones y, por lo tanto, no es confiable).

Es importante que permitamos que el registro histórico escrito de Dios, la Biblia, guíe nuestro pensamiento sobre el pasado; esto incluye nuestra comprensión de la edad de la Tierra/universo y la edad de los fósiles.